Dibucuentos de mil

Hace unos días, Ana (quien es un bellezón, también de mujer) me descubrió este otro rincón que han dado en llamar Cuentos de mil.

Nada más echarle un vistazo ya me di cuenta que éstos son de los míos. Un cuentista y un dibujante que se desafían el uno al otro. El primero escribe un relato y el segundo traza el dibujo del mismo. Y viceversa, el dibujante propone un cuadro y el cuentista escribe la historia que esconde.

Me parece un reto interesantísimo y difícil de cojones. ¿Qué os parece más complicado, dibujar un relato o escribir un cuadro? Yo y mi falta de imaginación nos confesamos incapaces de cualquiera de las dos propuestas.

Lo estáis viendo, como en una de vaqueros, el pueblo escondido no osa ni asomarse por las ventanas, salvo los inconscientes chavales que espían escondidos debajo de los carromatos. En la calle principal, los dos viejos amigos, ahora rivales por una cuestión de honor, sin duda con mujer de por medio, se enfrentan con un bolígrafo y un pincel como únicas armas…

Lo estáis viendo, y os equivocais, queridos amigos. El escenario es otro.

Los dos amigos se sientan en la misma esquina del cuadrilátero, hay un desafío sí, pero es cada uno consigo mismo, o si queréis, los dos frente al espejo, codo con codo por superarlo. No es lucha, es colaboración, cada uno da lo mejor para el otro. Y si hay un enemigo ése es el aburrimiento y la triste e incolora realidad, son esos ojos que viven atemorizados, es el pueblo tras las ventanas con maderas enclavadas que les niegan el sol.

Me ha gustado esta propuesta así que me voy a currar un anexo en el chiringuito para hacer sitio a estos desconocidos e involuntarios compañeros de fatigas a los que voy a llamar, mientras se me ocurre otra cosa, Compañeros de viaje.

Ah, se me olvidaba, su lema es hacer las cosas con Pasión y Belleza, ¿qué más queréis?